…cuando subía a esa montaña, y la
oscuridad de la noche me volvía parte del paisaje, solo podía mirar hacia el
cielo, ese inmenso mar de estrellas brillando a pesar de tanta oscuridad, podía
perderme en mis pensamientos mientras me maravillaba con la preciosidad del firmamento nocturno siendo puro, lejos de las luces urbanas. Me sentía libre, feliz
y en calma, sentía que había encontrado un tesoro que aunque siempre había estado
allí, no muchos habían observado…
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